domingo, 30 de septiembre de 2007

¿PARA QUE ESCRIBO?


Leo lo que he escrito, y no me entiendo,
busco la forma y siento que perdí el fondo
el fondo de mis pensamientos es la forma de mis palabras
debí buscar una musa y la mujer huyó de mi vida.

Leo lo que he escrito y no me entiendo,
se confunden mis ideas como cuando amanece
el sol se oculta en el ocaso y comienza a llover
cuando las nubes están ausentes y el cielo es tan oscuro.

Leo lo que he escrito y no me entiendo,
mi mente está confusa y mi cuerpo está vacío
sufro la inconsistencia de un cielo sin gaviotas,
de un mar sin peces, de mis poesías sin letras.

Leo lo que he escrito y no me entiendo,
al final no llego a nada, es tiempo perdido
gastar tinta y papel y pensar con la mente en blanco
es llegar a la meta sin haber tomado la salida.


EL COROMUEL ¿COSTUMBRE O LEYENDA?


Después de haber soportado las fatigosas y largas horas de un día sofocante de calor, en que con el cuerpo en perezosa laxitud y en indolencia de ánimo sólo se apetece el reposo en cómoda silla mecedora o el vaivén suave de la hamaca, en que con un continuo abaniqueo se agita la enrarecida atmósfera que nos rodea para disfrutar apenas de ligerísima sensación de frescura; después de uno de esos días, decimos, de riguroso verano, con turbios y brumosos horizontes, con el sol de fuego que levanta reverberaciones de calor, como si fuese el suelo la cubierta de un horno en que las plantas de doblegan marchitas y ni el más leve soplo de viento viene a mover las hojas de los árboles, cuanto es grata la deliciosa frescura de ese vientecillo terrenal que sopla por el sureste, en las noches veraniegas de nuestra metrópoli californiana.

Cuando se escuchan los primeros susurros de las hojas de los árboles que adornan y sombrean nuestras estrechas avenidas, anunciando con su alegre agitación la llegada del viento que ennegrece a lo lejos la quieta superficie del mar al rizarle con su soplo, se oye exclamar por todas partes, con acento de la más satisfactoria alegría: -¡ El coromuel, ya llega el coromuel!- Y los habitantes de esta simpática población abandonan la insoportable atmósfera de sus habitaciones, y los grupos se forman en plena calle, a la orilla de las aceras y en coros animados que ríen y charlan con el mayor contento, o van a disfrutar de ese agradable céfiro en el muelle del puerto, donde se contempla el sol en el ocaso, coloreando con variados juegos de luz esos espléndidos celajes, que embellecen este cielo tropical.

Es pues el coromuel, deliciosa brisa con que la naturaleza ha privilegiado, en nuestras costas del Pacífico, este puerto de La Paz, y que con su consoladora frescura hace tan agradables y anheladas las noches de esta estación. Debido a condiciones topográficas de la localidad relacionadas con leyes físicas que no son del caso, tiene este viento la notable particularidad, además de su regularidad vespertina, que sólo cubre una zona determinada, dentro de la que se encuentra La Paz y por el mar no pasa del canal de San Lorenzo.

Al escuchar el forastero ese exótico nombre del viento investiga en el acto su origen, y se satisface su natural curiosidad con la siguiente tradición: Un día, allá a principios del siglo XIX, los diez o quince habitantes a que se reducía la población de La Paz, se hallaban reunidos frente a la casa única que entonces existía llamada la Casa del Rey. Contemplaban con gran sorpresa e inquietud un barco, que cual misterioso aparecido amaneció fondeado en el puerto, sin que se supiera por donde ni a que hora había sido su arribaje.

En el aislamiento e incomunicación en que aquella gente vivía en ese apartado suelo, la presencia del buque fue un acontecimiento impresionante por lo extraordinario.

--¿Qué buque será? ¿De dónde viene? ¿Qué vendrá a hacer?

Estas preguntas se repetían en voz baja, sin que nadie pudiera contestarlas por mas conjeturas que se formaran, apurando los esfuerzos de una imaginación exaltada por el temor de la desconfianza.

Lo único de que pudieron darse cuenta, gracias a una anciana que mal deletreaba, fue que el buque se llamaba “El Cromwell” por que así se leía en grandes caracteres por babor y estribor de su proa; nombre que por su difícil pronunciación fue transformado desde luego en el de Cromuel y, poco a poco después, en coromuel. El buque permaneció en completo aislamiento; nadie de a bordo vino a tierra, ni nadie de tierra se atrevió a ir a bordo.

Dos días después de su arribo y poco antes de obscurecer y comenzara a soplar la fresca brisa del sureste, echó al agua un bote que salió al mar. Al día siguiente a la misma hora salió a la mar otro bote; y así en lo sucesivo botes iban y botes venían aprovechando aquel vientrecillo vespertino, con tal regularidad que poco a poco las gentes que desde tierra estaban en constante acecho de cuanto en el buque pasaba, luego que comenzaba a soplar, se decian unas otras: “ya viene el viento del coromuel”, y como si se tratara de la cosa mas novedosa e interesante, abandonaban sus ocupaciones y permanecían viéndolos hasta que se perdían a lo lejos de la costa, entre las obscuridades de la noche.

Aquella extraña reserva que guardaban cautelosamente a bordo, mantenía viva la curiosidad insatisfecha de los habitantes del puerto, quienes dispuestos por su sencillez e ignorancia a ver lo sobrenatural, lo pavoroso en todo lo que no podía explicarse, se suponían y comentaban mil cosas diabólicas, algo de fantasmas y de hechicerías que pasaban en el misterioso buque, cuyo mal pronunciado nombre corría de boca en boca, despertando cierto temor supersticioso.

Al cabo de un mes de haber permanecido en el atracadero, el Coromuel, que con tal nombre lo seguían llamando, izó sus velas y se alejó del puerto sigilosamente, sin que volviera a saberse nada de él.

Pero al año siguiente, cuando las brisas del sureste comenzaron a refrescar las tardes de verano, se avisó en el horizonte, llegó otra vez a fondear en aguas de La Paz, y como en el año anterior, estuvo incomunicado con tierra y despachando sus botes al atardecer.

Al tercer año, con los primeros soplos del vientecillo de que hemos hablado, vino a los habitantes paceños el recuerdo del mismo buque.--¡ Ya viene el Coromuel—se dijeron. Y positivamente, a poco echaba anclas en el fondeadero.

Mientras los habitantes de La Paz no podían darse cuenta de lo que el Cromwell venía a hacer a estas costas, una tarde de ese último año mencionado, el capitán y el contramaestre, recargados en la borda de popa y contemplando maravillados uno de los bellísimos crepúsculos por los que se singulariza este admirable cielo californiano, tuvieron la conversación siguiente:

--Por cierto—dijo el contramaestre—esto de venir a hacer excavaciones tan aventuradamente en estas playas desiertas y gastar tiempo y dinero no es cosa de alabarse.

--Tienes razón—dijo el capitán—pero ésta será la última vez que lo hagamos.

--En fin—dijo su interlocutor—supongo que debe haber alguna indicación en donde pueda encontrarse el tesoro.

Entonces el capitán le refirió:
--“Algunos años después de la conquista de México, uno de los piratas ingleses que invadieron el Océano Pacífico y se refugiaron en las costas de esta península, capturaron cerca de Cabo San Lucas uno de los galeones de Filipinas, y entre el botín entregado a dos de los piratas encontraron un documento en que se revelaba la existencia de un tesoro oculto en cierto lugar de la “Ensenada de Muertos”. Pero solos y sin recursos no pudieron quedarse a buscarlo, mas en una región desconocida y habitada por tribus salvajes. En un principio pensaron comunicar su hallazgo a algunos compañeros, pero comprendiendo que nada lograrían con eso, resolvieron volver cuando tuvieran los medios necesarios. Pero de inmediato surgió la dificultad de quien de los dos conservaría el documento. Por muchos años los había unido una amistad íntima que como hermanos se trataban, pero como cierzo que agosta el corazón de todo sentimiento noble y generoso, se desconfiaron mutuamente, y pretextando que podía morirse alguno de ellos o verse obligados a separarse, pensaron asegurar cada uno lo que le correspondiera”

“Después de meditar largamente como zanjarían aquella dificultad, convinieron en dividir el documento en dos partes. De tal manera pensaron para sí, uno sin el otro no podrá venir en busca del tesoro.”

“Ya en Inglaterra se separaron con el propósito de procurar cada uno los medios para volver a la Nueva Albión, como por algunos años se llamó a esta península, y apoderarse del tesoro. Pero a pesar de sus esfuerzos no lo lograron y se resignaron a vivir en la mayor de las pobrezas. Uno de ellos murió al poco tiempo y la parte del documento que le pertenecía se fue trasmitiendo a sus sucesores hasta llegar a poder de mi esposa. Inútiles han sido mis pesquisas para encontrar la otra parte; sin embargo resolví al fin venir a buscarlo, pero creo que no será posible por los datos incompletos que poseo. Así es que nos iremos para no volver más”.

Pasados algunos días de esa conversación, algo extraordinario que pasaba en el barco en altas horas de la noche despertó a los pobladores de La Paz. Se alcanzaba a escuchar un exaltado vocerío, gritos aislados, estruendos de cadenas, luces que se movían rápidamente en todas direcciones, lo que hizo creer que el buque se preparaba para zarpar, pero no era eso, sino que parte de la tripulación se había amotinado dirigiéndose a la cámara del capitán para asesinarlo; pero este bravo marino, fuerte como un ballenato, repelió la inesperada agresión. Cuando estaban a punto de derribar la puerta del camarote, otro grupo de leales se enfrentó a los revoltosos dominándolos, entre ellos al cabecilla.

Al día siguiente, ya restablecido el orden, entre las cosas que se recogieron pertenecientes al promotor del motín, el capitán encontró con grandísima sorpresa, el otro pedazo del documento que hacía falta para dar con el tesoro.

Enseguida el buque se hizo a la mar, y pocos días después pescadores de la zona encontraron en la “Ensenada de Muertos” grandes excavaciones y dentro de ellas restos de baúles y cinchos de fierro enmohecidos.

El Cromwel ya no volvió a aparecer en estos mares, pero su alterado nombre había pasado a ser el de la brisa vespertina, cuya deliciosa frescura hace tan agradables las noches de esta ciudad de La Paz.



BREVE HISTORIA DEL NACIMIENTO DE LA FUERZA AEREA MEXICANA


La Fuerza Aérea Mexicana tiene sus orígenes con el nacimiento de la aviación en México; primero con los globos aerostáticos y posteriormente con aeronaves.


La aviación militar participó activamente en al revolución mexicana, de ese tiempo destaca el primer bombardeo aeronaval del mundo, realizado el 14 de abril de 1914, cuando Gustavo Salinas Camiña tripulando un avión Martin Pusher modificado, llamado Sonora, efectuo el lanzamiento de bombas sobre el buque Guerrero que asediaba al buque Tampico en la bahía de ese lugar, acción que dio a la aviación militar un sentido pleno hacia su utilización en el campo de batalla.


El interes de la aviación en el mundo llevó a don Francisco I. Madero na nombrar a los primeros cinco pilotos (Leopoldo Alberto Salinas Carranza, los hermanos Eduardo y Juan Aldasoro Suárez, Guastavo Salinas Camiña y Horacio Ruiz Gaviño) para realizar un curso de aviación y recibir su título como pilotos aviadores, con esto se enmarca la aviación militar en México, consolidandose con la emisión del decreto de Faros, en Veracruz, el 5 de febrero de 1915, cuando el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista nombra al mayor Leopoldo Salinas Carranza como el primer Jefe de la Aviación Militar del Ejército Constitucionalista.


El 15 de noviembre de 1915 se inauguraron los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas y la Ecuela Nacional de aviación, instalaciones que permitieron construir aeronaves en México y preparar a los pilotos para tripularlas.


FUERZA AEREA MEXICANA: HONOR, VALOR, LEALTAD.

viernes, 28 de septiembre de 2007

LA PIEDRA LARGA


Por el camino que atraviesa la sierra de las Cacachilas y que une la carretera transpeninsular con el que llega al valle de Los Planes, pasando por ranchos como Los Divisaderos, Las Calabazas y Los Encinitos, se localiza el rancho de Agua de los López, antigua comunidad donde moran familias de ese apellido. A unos dos kilómetros del rancho se encuentra una conformación rocosa en la que sobresale una piedra que se eleva varios metros sobre las demás la cual, por su original configuración, los lugareños la conocen con el singular nombre de “La Piedra Larga”. Lo anterior no tendría nada de extraordinario, ya que en otros lugares de la entidad y no digamos de la República Mexicana, existen innumerables sitios en los que pueden observarse estructuras pétreas de esta naturaleza. Lo que le da especial interés a la “piedra larga” es el hecho de ser un centro ceremonial utilizado por los antiguos pobladores Guaycuras, para rendirle culto a su dios Guamongo. Aunque los cronistas religiosos de esa época no dicen nada al respecto, debemos tomar en cuenta las versiones orales que se ha sucedido a través de varias generaciones, para hacernos a la idea de la existencia de esos centros de reunión donde el Guama o hechicero de la tribu invocaba los favores de su dios tutelar. Cuando llegaron los primeros españoles a la península encabezados por Fortún Jiménez, en 1533, los indígenas se refugiaron en lo alto de la sierra, seguramente en aquellos lugares donde con antelación los tenían previstos para esos casos. Y lo mismo sucedió con los subsecuentes arribos de las expediciones, entre ellas las de Hernán Cortés, Francisco de Ulloa y Sebastián Vizcaíno. Es de creerse que el Guama aprovechaba las congregaciones alrededor de la “piedra larga”, para hacer conjuros en contra de los invasores que en mala hora llegaron a entorpecer y en otros casos a destruir sus tradiciones y formas de vida. Allí, amparados por las sombras nocturnas, debieron haberle pedido a Guamongo que castigara a los hombres blancos con enfermedades hasta causarles la muerte. Tantas invocaciones sirvieron de algo, por que durante 165 años los grupos expedicionarios no lograron hacer huesos viejos en la península califórnica, largo tiempo durante el cual las tribus de los cochimíes , los guaycuras y los pericúes siguieron siendo dueños de su habitat, resguardando sus costumbres y creencias. A partir de 1697, con el arribo de los sacerdotes jesuitas y con ellos un nuevo dios que hablaba de bondad y del bien, el ser omnipresente de los indígenas invocados por los hechiceros se sintió relegado, pero no tanto para que no continuaran con sus tenebrosos ritos en su honor. Incluso en pleno periodo de catequización, cuando las misiones florecían en toda la península, todavía los indígenas sostenían sus costumbres paganas, ya que de hecho era lo último a que podían aferrarse al ver que su mundo desaparecía por obra y gracia de los conquistadores. Ha pasado mucho tiempo pero la fama del centro ceremonial de la “piedra larga” no ha desaparecido. Los habitantes de los ranchos diseminados a todo lo largo de la sierra de las Cacachilas, incluyendo las comunidades de Palo de Arco y Los Divisaderos, relatan sucesos ocurridos años atrás, donde los fines de semana que coincidían con la luna llena, se veían figuras humanas danzando al filo de la medianoche, y se escuchaban voces que invocaban a Satanás, como antes los nativos lo hacían a Guamongo. Se platica que a esos aquelarres llegaba gente de diversos puntos de la región, desde los ranchos alejados de El Remudadero y San Venancio, hasta los que se encuentran en los alrededores de El Triunfo y San Antonio. Algunos de los involucrados en estas ceremonias desaparecían de sus comunidades los fines de semana y se hacían presentes en la “piedra larga”, sin que se explicaran los medios utilizados para recorrer tan largas distancias entre uno y otro lugar. Todavía en la actualidad existen versiones de que en ese lugar se oyen ruidos extraños en las noches de luna, por lo que los moradores de esa zona evitan acercarse, so pena de verse envueltos en los remolinos de los maleficios que originan las fuerzas del mal. Por eso, los visitantes que desen conocer el sitio donde se encuentra esta descomunal piedra deben hacerlo durante el día, ya que lo contrario pueden encontrarse con la presencia de Guamongo, ese extraño dios de los Guaycuras que no teniendo forma ni sustancia, influyó decisivamente en sus costumbres y formas generales de vida.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

LA FOTO DEL ABUELO


Hoy hojeando entre mis escritos me encontré la foto de mi abuelo, miré su rostro arrugado producto de los años, sus grandes y hermosa manos también arrugadas de tanto agarrar el azadón para limpiar la huerta.

¡Mi abuelo! Me habría gustado mucho conocerlo, pero el destino , que a veces nos sorprende, no quiso que fuera así.

Solo lo vi en una foto, en ésta que tengo en las manos, es extraño, no sé si a ustedes les ha pasado, pero cuando veo su foto, siento una gran emoción, siento como un golpe en el corazón y los latidos de éste se aceleran, algo en mí me dice que mi abuelo sufrió mucho, como quisiera tener a mi lado a éste viejito para mostrarle mi profundo amor hacia él. Desde que vi esta foto por primera vez, sentí que mi abuelo se instaló en mi corazón, como si hubiera un vacío que solo su persona, pudiera llenar, en mi pueblo hay una dicho que dice: “La sangre jala” y solo a las pruebas me remito, ya que cuando mi madre me mostró la foto, no necesitó decirme que era mi abuelo, porque yo supe que era algo mío enseguida, se parece tanto a mi el viejito.

El amor en la familia, es algo que no tiene una explicación lógica, simplemente nos llega y se apodera de nosotros, sin que nada podemos hacer para evitarlo.

Y aprendemos a querer sin ver sus faltas ni defectos, es más, creo que con el tiempo sus faltas nos parecen tan valiosas como sus virtudes, porque ellas se complementan con las nuestras.

Aunque mi abuelo nunca vivió con mi madre y ella jamás supo lo que era tener un padre como Dios manda.

Pero le dejó un gran regalo, ocho medios hermanos que viven en el vecino estado de Sinaloa, adónde él se fue cuando mi madre tenía un año de edad.. Mi madre se sintió muy sola en nuestro pueblo, hasta hace poco cuando alguien de Guamúchil se comunicó con ella para darle la mala noticia de que mi abuelo había muerto, y que ellos eran sus medios hermanos, y que le dejó a mi madre como recuerdo esta foto que tengo en mis manos.

Poco a poco hemos ido conociendo a los medios hermanos de mi madre, porque cuando pueden, vienen a visitarla aquí a Todos Santos, que es el pueblo donde mi madre y yo vivimos felices. Yo escribiendo y ella haciendo panocha de gajo.

Mi madre se pone tan feliz cuando alguien llega desde allá y le platica de mi abuelo, quien fue muy bueno y trabajador con su familia de Sinaloa. Que bueno que mi abuelo hizo feliz a aquella familia. Mi madre y yo, somos ahora tan felices con solo mirar la foto de mi abuelo.

viernes, 14 de septiembre de 2007

LA QUE SE FUE


Pasaste por mi vida, seductora
y luminosamente bella fuiste
en mi existencia que de sombra viste
una explosión de luz, como una aurora.

Cuando de tu partir llega la hora
de mi lado te vas como viniste,
envuelta en luz divinamente triste,
en la luz del crepúsculo que llora.

En mi pobre existencia que declina
de aquel ensueño los instantes bellos
rasgarán del recuerdo la neblina,

y con tu amor se fundirán en ellos
la luz de mi nostalgia vespertina
y la aurora triunfal de tus cabellos.



ALIAS EL BONITO


Gritos y exclamaciones de alegría se escuchaban en el patio de la huerta La Parota en Todos Santos; es la víspera de la boda de José Chollet Carballo, a quien todos los todosanteños le decían "El Bonito" muchacho sencillo y bueno que por su carácter se ha conquistado la voluntad de propios y extraños.

Ya las tías estaban paloteando la masa de las tortillas de harina y preparando la comida que se iba a dar el día siguiente después de la misa de casamiento de José y Juanita. Don Esteban el papá de pepe estaba preparando la cabeza de res que iba a cocinar en tatema. Nicanor el hermano de Juanita llegó del ejido de Pescadero con las panelas de chiva, con las que se iban a acompañar a los frijoles puercos que estaba preparando, doña Petra la mamá de José. Nada se escapaba a las dos familias de los próximos desposados. José ya había revisado la casita de la calle de Dionisia Villarino donde iban a vivir los nuevos esposos. Don Eulogio, el padrino de Juanita ya había terminado de preparar la casita que estaba con rumbo a la burrera en las faldas de la sierra de la Laguna, donde la pareja pasaría la semana de su luna de miel.

Juanita la novia, era una hermosa chica, dueña de los ojos más lindos de Todos Santos, estaba terminando de preparar su vestido de novia, que luciría al día siguiente, durante la misa de la boda que al día siguiente oficiaría el cura de la parroquia misión de Santa Rosa de Lima de ésta población sudcaliforniana. Don Lencho, el viejito del arpa junto con su hijo que lo acompañaba con su guitarrita había hecho su aparición por la huerta para cantarle al joven Chollet con su voz hueca y gangosa unos versos que decían:

“cuando te cases muchacho
un consejo te voy a dar,
no cumplimentes mucho a la vieja
porque después te quiere mandar........

Y entre risas y bromas, todos los reunidos en la huerta donde estaban acomodando mesas y sillas para la fiesta del día siguiente, festejaban las ocurrencias de aquel viejo.

Ya que terminaron de arreglar y apenas cayó la noche de la víspera de la boda, José corrió a la casa de Lupita para hacer la última visita de novios que iban a tener él y su novia Lupita. Se pusieron a platicar a un lado de la barda de piedra como siempre lo habían hecho durante sus cuatro años y medio que habían sido novios oficiales. Había luna llena la cual hacía un marco precioso para aquel idilio, que en esa noche terminaba como noviazgo para convertirse al día siguiente en vida matrimonial. Ellos estaban haciendo planes sobre su futura vida de casados cuando de repente: ¡Oh, maldito animal! Una enorme víbora de cascabel salió de entre las piedras y hundió sus mortales colmillos en la pantorrilla de José, quien cayó de inmediato herido de muerte. A los gritos de Juanita, acudieron sus familiares vecinos, quienes llevaron de inmediato al joven, al centro de salud de la población, quien iba más muerto que vivo. Antes de llegar a la clínica don Esteban, ligó y chupó la herida de la pantorrilla del muchacho, ya en el centro de salud Chona la enfermera de inmediato aplicó las medicinas que tenía a la mano; lo único que no tuvo fue el antídoto anticrotálico para salvar al joven. Todo fue inútil, José Chollet moría en la víspera de su boda. Todo terminó y de inmediato se empezaron a escuchar los llantos y los rezos de los presentes. En medio de ellos, se empezó a escuchar la voz hueca y gangosa de don Lencho que acompañado con su arpa cantaba:

“ya murió José Chollet,
quien se lo iba a figurar,
pos fue en la merita víspera
del día en que se iba a casar.

Pobrecita de Juanita
cuanto y cuanto le lloró,
pos su novio José Chollet
alias "el bonito"
en sus brazos se le murió......

jueves, 13 de septiembre de 2007

Y SIGUEN LLEGANDO SUS OPINIONES. MUCHAS GRACIAS

DEL PERIODISTA ALBERTO GONZÁLEZ: Estimado capitán Lavin, tus anécdotas despertaron en mi recuerdos que ya creía dormidos. Yo también fuí un seguidor de las carreras panamericanas, allá a principios de los años 50 y claro que recuerdo a Felice Boneto y a Juan Manuel Fangio, el único piloto que se supo cuidar y que falleció de una muerte natural andando el tiempo. Un placer leer tus anécdotas, aunque sea de carrera y te puedo decir, en mi humilde opinión, que ya estás agarrando el estilo de narrativa campirano.Es un placer recordar y es un privilegio haber sido testigo del devenir del tiempo. Yo también viví y crecí en México, aunque nací en el corazón de Guadalajara, simplemente donde hoy está la mitad del mercado Libertad, pero me llevaron de 9 años.

DEL ESCRITOR LEONARDO VARELA: Don Francisco: Con algo de retraso, que espero usted sabrá disculpar, entré a su Blog y leí sus poemas. Me voy a tomar un tiempo para revisar sus demás textos y poder hacerlecomentarios al respecto. De entrada, lo felicito por este esfuerzo de estar creando continuamente, aportando su experiencia y creatividad. Le envío un cordial saludo y me mantengo en contacto. Su amigo. Leonardo Varela.

DEL LICENCIADO RICARDO GARCÍA SOTO: Por fin pude abrir tu Blog. Apenas lo he empezado a leer y esta sumamente interesante, sobre todo tratándose de amigos y de familias tan queridas y tan ameritadas como los Hahnel y Lavin. Tus narraciones, tus poemas nos traen recuerdos que estaban guardados en nuestra memoria. Gracias por compartir con nosotros estas etapas de tu vida. Saludos.
DEL GENERAL ROBERTO HUICOCHEA: Mi estimado y fino Avanzado: Con entusiasmo entré en tu página y he de decirte que me causó una agradable sorpresa el contenido de la misma; la facultad que tienes de hacer tus narraciones de una forma sencilla, comprensible y amena despierta de inmediato el deseo de la lectura;, por tal motivo, os envió mi más sincera felicitación por tan loable esfuerzo. Muchos y sinceros saludos mi querido Avanzado, cuídate y se feliz. Roberto Bernardo Huicochea Alonso. P.D. La fotografía del villista no corresponde porque más bien es un grabado sobre Emiliano Zapata o cuando menos se trata de un Zapatista porque el atuendo es característico ya que el tipo de sombrero era propio de la gente del sur y no del norte.
DEL CAPITÁN ALBERTO CIBRIÁN QUEVEDO: CAP. LAVIN GUSTO DE SALUDARTE, ESPERO TE ENCUENTRES BIEN EN COMPAÑIA DE LA FAMILIA, DESDE LUEGO QUE VOY A ABRIR TU BLOG, Y TE VOY A DAR MI OPINIÓN AL RESPECTO, QUE ESTES BIEN DE SALUD QUE DESPUES DE LAVIDA ES LO MAS IMPORTANTE SALUDOS A ELIZABETH. J. ALBERTO CIBRIAN M.
DE CESAR VERDUGO: Estimado Cap. Lavin: Me gustó mucho el escrito "Crisis de Valores en el olvido del corazón", ya que siento que ahí radica mucho de los problemas que se tienen hoy en día en los niños, juventud y principalmente en los Padres, ahí es donde existe la CRISIS, como usted lo menciona y donde debemos de cambiar para tener un mundo mejor. César Verdugo.

DE GABY GÓMEZ: Que gran alegría saber de ti TIO!!!!! Primero que nada muchísimas gracias por estar al pendiente de mis amigas, todas me han dicho que tú y mi tía son de lo mejor; que han recibido mucho apoyo de ustedes, y yo se que es más que cierto pues ya tuve la dicha de visitarlos y sé que son los mejores anfitriones.... Yo estuve estudiando volcanes el la UNAM, en el DF, estuvo muy interesante todo, aprendí muchas cosas nuevas...y también estuve trabajando mucho, así que hasta ayer tuve tiempo de checar tu página, se la enseñé a mis papás y también les encantó. Me parece que tienes muchos talentos tío; tu página está muy completa, cuentos, relatos, poesía, fotos, aventuras, todo me gustó, la presentación, los links, las historias.Solo hay algo más que me gustaría encontrar en tu página, algo que siemprete ha caracterizado; tu buen humor...ojalá pudieras agregarle algunos de tuschistes o bromas preferidas...aunque yo sé que esas saben mejor cuando lascuentas en persona y en su debido momento... Saludos=) Gracias por compartir tus experiencias, pues de ellas se puede aprender mucho.










LAS COSAS SOBRE LAS QUE SIEMPRE HE REFLEXIONADO


Mi mundo está lleno de muchisimas cosas......


COSAS GRANDES: Un sol poniente que enciende de vivisimos colores nuestra bahía de La Paz. Un cielo nocturno, tachonado de estrellas. Un bosque de cardones y cactos de todo tipo que llenan nuestro estado. El mar que puede ser muy calmado como lo vemos en nuestra bahía o encrespado como lo vemos en el Pacífico. La ballena gris que viaja desde el mar de Chukchi hasta las lagunas sudcalifornianas. Los grandes nublados que siempre cruce en todos mis vuelos. Estas cosas siempre me han comunicado sentimientos eufóricos y me llenan de reverencia hacia ÉL.


COSAS PEQUEÑAS: Una mariposa monarca que vuela desde Canadá hasta Michoacan para venir a reproducirse. La sonrisa de un bebé cuando le ofrezco una mirada llena de ternura por su debilidad. El nido de un colibrí que utiliza para empollar a sus retoños. El grano de mostaza que a pesar de su tamaño puede generar un gran arbusto. Tales cosas me llenan de admiración y de asombro.


COSAS INGENIOSAS: Murciélagos que utilizan sonar. Anguilas que producen electricidad y no contaminan. Gaviotas que desalan el agua de mar. Avispas que elaboran papel. Pulpos que viajan por propulsión a chorro. Aves que tejen o construyen casas de apartamientos. Hormigas que hacen trabajos de huerto o de costura. Abejas que producen lo que nos endulza la vida. Luciernagas que tienen linternas incorporadas en ellas mismas. Toda esta ingeniosidad me maravilla.


COSAS SENCILLAS: A medida que mi existencia se acerca a su fin, pongo mas atención a las cosas pequeñas, cosas que siempre di por sentadas. Una sonrisa. El toque de una mano. Una palabra bondadosa. Un pensamiento agradable. Una pequeña flor. El canto de una ave. El calor agradable de la luz solar. El disfrutar de un bello sueño.


Cuando pienso en esas COSAS GRANDES que me anodadan. En esas COSAS PEQUEÑAS que despiertan mi admiración. En las COSAS INGENIOSAS que cautivan mi enteres o por las COSAS SENCILLAS que a hora tardía llego a apreciar....


¿A quien se las puedo atribuir? ¿Como las podría explicar? ¿De donde vinieron? Solo de ÉL.

¿PORQUE SIEMPRE ENCUENTRO OBSTÁCULOS?


Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven. Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.

En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.

Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.

Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso.
Temo... dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino.

Me detengo. Imposible saltarlo. Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera.
Me sonríe con complicidad. Me recuerda a mí mismo... cuando era niño. Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.

SE VUELVEN A ESCUCHAR LOS MOTORES SOBRE LA CIUDAD DE MÉXICO


Que alegría amigas y amigos, será volver a escuchar los motores de los aviones y helicópteros de la Fuerza Aérea Mexicana surcando los cielos de nuestra capital, durante el desfile del 16 de septiembre. Quizas muchos de ustedes no sepan el porqué de mi alegría. Algunas mentes obtusas decidieron cancelar las paradas aéreas que se hacían en cada desfile donde se conmemora nuestra Independencia, porque el 16 de septiembre de 1995 ocurrió una gran desgracia en los cielos de la capital, donde perdieron la vida los pilotos aviadores: GENERAL FAPADEMA GONZALO CURIEL GARCÍA; MAYOR FAPADEMA JOSÉ RIVERA GUTIÉRREZ; CAPITÁN FAPADEMA HÉCTOR RICARDO TREJO FLORES; TENIENTE FAPA MARIO HUMBERTO SÁNCHEZ GARCÍA; TENIENTE FAPA JORGE VERGARA MOGOLLÓN; y TENIENTE FAPA GUSTAVO PEREZ ESTRADA, al chocar en el aire aviones F-5 y T-33 (que ésto, sea un homenaje póstumo para nuestros compañeros) Desde que los pilotos aviadores se organizaron para mostrar su capacidad operacional, pasando sobre las multitudes en perfecta formación aérea, donde se muestra la disciplina y coordinación que se tiene en cada parada aérea. Recuerdo que allá en 1967 me tocó participar en mi primer desfile aéreo sobre la ciudad de México volando un North American T-28. Despegamos de La Paz nueve aviones pertenecientes al tercer grupo Aéreo (Escuadrón 203 de La paz y Escuadrón 204 de Ensenada) para reunirnos en la Base Aérea de Santa Lucía con los demás aviones T-28 que provenían de Cozumel, Mérida, Ixtepec y Puebla. Y la aventura del desfile no nada más, era desfilar sobre la ciudad de México, sino era trasladarnos desde nuestras bases con todo el material aéreo hasta la capital. Por cierto en ese primer desfile donde participé, recuerdo que ya casi para llegar a Santa Lucía se cerró el cielo por una gran nubosidad, y hubo un momento en que el General Héctor Gaytán Sánchez seguía al Mayor Florentino Rodríguez Cota, y nuestro comandante seguía al general y los otros siete aviones donde ibamos nosotros, acolados detrás de ellos. Por lo mismo volé en T-28 en los desfiles de 1968 y 1969. Después fui transferido al EMATE dónde me tocó volar en 1970 en un Beechcraft C-45. Y en las paradas aéreas de 1972 a 1977, ya estando en el Hangar de la Secretaría de la Defensa siempre nos tocó cerrar el cocol (último avión de la formación) en el DC-6 FAM 10014. Este año la Fuerza Aérea Mexicana presentará al país en perfecta formación, según tengo entendido a aviones: F-5, Embraer 145, Hércules, Arava, Pilatus PC-7 y los helicópteros: Yas´ur 2000, MI-17, MD-530 E, Blackhawk UH-6DL. Por todo esto, les repito que alegría sera ver surcar en perfecta formación a los pilotos aviadores de nuestra Fuerza Aérea Mexicana este 16 de septiembre de 2007.