sábado, 25 de abril de 2015

EL CAPI LAVÍN, SE METIÓ DEBAJO DEL CONCORD

El 24 de junio de 1980, salimos muy temprano mi esposa y yo de casa, ella me iba a dejar al aeropuerto de Ciudad Obregón Sonora, y se regresaría con el carro de ella, un Volkswagen Caribe modelo 1977, que mi suegro le regaló, pues el mío estaba en el taller.



Cada vez que yo salía de vuelo en el MU-2 Solitaire XA-IUC de Taxis Aéreos del Noroeste, antes de llegar al aeropuerto, pasaba por el mercado, para comprar café, los periódicos y algo de fruta que yo colocaba dentro del avión para los pasajeros. Para el café, yo llevaba siempre una cafetera y para la fruta una charola.



Esa mañana, tenía que llevar al señor Juan Robinson Bours a Hermosillo, junto con su esposa y dos hijos, pues iban al consulado americano para sacar dos visas para los hijos.
Así es que le pedí a mi esposa que me llevara al mercado primero y al aeropuerto después, para poder salir de vuelo. Llegamos al mercado y me baje a comprar lo que yo llamo el comisariato del avión. (Café, fruta y periódicos)

Como ustedes saben, el Caribe es un auto chico, para dos pasajeros en los asientos delanteros, o sea yo manejando y mi esposa en el asiento derecho.

En el mercado, saludé a Don Juan Robinson Bours, pues estaba en al café “El Negrito”, lo saludé y me dijo: “Nos vemos en quince minutos en el avión capitán, ya voy por mi esposa y mis hijos”

Salí del mercado con mi comisariato y abordé el Caribe. Detrás de mi asiento puse la cafetera en el piso, y la fruta y los periódicos en el asiento trasero.



Tomé la calle 5 de Febrero hacia el sur para dirigirme al Boulevard Elías Calles y después ir hacia la carretera que va al aeropuerto

Íbamos tranquilamente mi esposa y yo platicando dentro del Caribe, y ya casi para llegar al crucero de las calles 5 de febrero y 6 de abril, alcance a ver que en la siguiente esquina de 5 de febrero y Boulevard Elías Calles se puso en luz amarilla, y para no hacer alto en la luz roja, decidí dar vuelta a la izquierda sobre la calle 6 de abril y tomar la Miguel Alemán rumbo al aeropuerto.

En el viraje del auto hacia la izquierda escuché, que la cafetera que venía en el piso detrás de mi asiento se cayó. Me agache para levantarla, mi esposa hizo lo mismo, y aflojé el volante.

En la esquina, estaba un camión Torton estacionado. Y ándale, que me incrusto en la plataforma del camión.



A la vuelta de la calle 6 de abril, estaba la Cruz Roja, así es que en dos minutos llegó la ambulancia y de inmediato nos llevaron a la Central Quirúrgica a los dos. El Caribe se quedó incrustado debajo de la plataforma del Torton.



Pero se corrió la voz de que el Capitán Lavín y su esposa, se metieron debajo del Concorde.



martes, 14 de abril de 2015

CON CIERTO ORGULLO



Con cierto orgullo, permítanme platicarles, cual fue una de mis mejores noches en la vida. Esto ocurrió el 24 de mayo de 1959 en la ciudad de Monterrey N. L.

Con cierto orgullo, invite a mis padres a que fueran a Monterrey, para escuchar a su hijo, porque la noche de ese sábado 24 de mayo, se iba a presentar en el teatro María Teresa Montoya, que se encuentra en la contra esquina de la alameda de la ciudad.



Con cierto orgullo, esa noche tuve la oportunidad de participar en el CONCIERTO que la academia Wagner de acordeón, del profesor Guillermo Benítez presentaba a la concurrencia.

En la academia estábamos inscritos cuarenta acordeonistas, y el concierto fue presentado en solos, duetos, quintetos y al final los cuarenta alumnos.



Aquí mi foto con mi acordeón…
  
Cuando me presenté en mi solo de acordeón, toqué la Danza Húngara número cinco de Johannes Brahms.

Luego en dueto, otro alumno y yo tocamos música italiana: Tarantela Napolitana, Funiculi-Funicula y O´Solemío. En un quinteto tocamos tangos: La Comparsita, Uno, A media luz y Yira Yira.

Finalmente para finalizar el concierto, los cuarenta alumnos tocamos música mexicana: Cielito Lindo, Carabina treinta treinta, Caballo Bayo, Las Bicicletas y la Marcha de Zacatecas.

El concierto fue un triunfo para todos, y para mi fue, un con cierto orgullo el que mis padres me hallan escuchado. Salimos del Teatro y mis padres muy felices me llevaron a cenar Cabrito, yo pedí una riñonada.