Ah, como no
recordar, aquella mañana en que estaba yo acomodando mis timbres en la sala de
oficiales del EMATE cuando entró un soldado de la guardia y me dijo: “Teniente,
un mayor retirado está con el comandante y me enviaron a decirle que se
presente usted con ellos”
Llegué a la
oficina del Mayor Piloto Aviador Raúl Maciel, comandante del escuadrón y me
dijo: “Lavín, aquí el mayor Everardo Castro Aparicio pregunta por ti, quiere
que le hagas un trabajo, yo le dije que de mi parte, tienes todo mi apoyo”
El mayor me
dijo: “Mi teniente, yo ya estoy retirado, pero quiero que me ayude usted, tengo
un terrenito en Temascaltepec y quiero que usted me construya una casa allá.
Para esto me regalaron varias ventanas y quiero que con ellas usted me
construya esa casa, así es que acompáñeme para que vea las ventanas y luego
iremos a Temas, para que conozca el terreno donde quiero la casa”
Me llevó a
una bodega para que yo viera las ventanas, que las midiera y viera yo donde las
podía acomodar, si en la estancia, la cocina, las recámaras o los baños. Luego
salimos de la ciudad y nos dirigimos a Toluca, de ahí siguió por otra carreta al
sur de la ciudad hasta que llegamos al poblado de Temascaltepec, salimos de
este poblado y como a tres kilómetros llegamos a un terreno que tenía una reja
de alambre, tocó el claxon y bajo del cerro un señor con una llave y abrió el
portón, subimos al cerro en su camioneta y en la punta de él, me dijo que ese
era el lugar donde yo debía construir su casa de descanso. Y ahí empezó mi
primer aventura de constructor de casas.