Una de las más viejas leyendas del país, es la aparición de una mujer de cabellera abundante y desordenada, que llora sus penas en medio del silencio de la noche por sus hijos.
Desde los tiempos de la dominación española, nuestros mas insignes poetas, escritores y dramaturgos se ocuparon del tema y nos dejaron constancia de su existencia.
Manuel Carpio, Juan de Dios Peza, Vicente Riva Palacio y muchos más, dieron espacio y escenario en sus letras para la mujer en pena.
Lo curioso es que el motivo de tanto dolor difiere de lugar en lugar, de persona a persona y de tiempo en tiempo.
Unos dicen que es la casta novia que en vísperas de casarse perdió al bienamado galán y enloqueció por el fracaso amoroso y ya no pudo tener hijos.
Otros cuentan que es la sombra doliente de una viuda que, a la muerte de su esposo quedó desamparada y llora por la angustia de ver a sus hijos hambrientos.
Muchos más opinan que aquella mujer en vida, mató a todos sus hijos en un arranque de locura y desde entonces anda buscándolos.
Hay quienes platican, que es la dulce hija de una noble familia, rica y opulenta, que en un arranque de celos mató al esposo y los hijos la vieron y le reclamaron su infame acción.
La tradición de la Llorona tiene sus raíces desde la mitología de los antiguos mexicanos que habla de la diosa Cihuacóatl, que se convertía en una mujer angustiada que lloraba por sus hijos, porque algún día se iban a perder para siempre.
Muchos soldados de la conquista, aseguraban que la Llorona era doña Marina, la Malinche que venía a penar del otro mundo por haber traicionado a los indios de su raza.
En algún pueblito de nuestro país hubo quien dijo que un marido celoso mató a su esposa, quien se le aparecía a su conyuge para reclamarle por los hijos que ya no iba a tener.
Ahora ya casi nadie se acuerda de la Llorona, ni como empezó esta leyenda, pero yo recuerdo que muchas abuelitas se las contaban a sus nietos para asustar a sus nietos, invitándolos a portarse bien.
La Llorona ha sido tan famosa en México que gracias a la globalización de la cultura, fue importada por otros países sudamericanos, donde todavía se dice que se aparece esta mujer enfundada en un traje vaporoso, quien busca a sus hijos en los callejones, en los panteones, en los ríos, en los montes, en las ruinas destruidas gritando en el silencio de la noche: AAAYYYY MIS HIJOS, AAAYYYY, AAAYYYY MIS HIJOS.........
Desde los tiempos de la dominación española, nuestros mas insignes poetas, escritores y dramaturgos se ocuparon del tema y nos dejaron constancia de su existencia.
Manuel Carpio, Juan de Dios Peza, Vicente Riva Palacio y muchos más, dieron espacio y escenario en sus letras para la mujer en pena.
Lo curioso es que el motivo de tanto dolor difiere de lugar en lugar, de persona a persona y de tiempo en tiempo.
Unos dicen que es la casta novia que en vísperas de casarse perdió al bienamado galán y enloqueció por el fracaso amoroso y ya no pudo tener hijos.
Otros cuentan que es la sombra doliente de una viuda que, a la muerte de su esposo quedó desamparada y llora por la angustia de ver a sus hijos hambrientos.
Muchos más opinan que aquella mujer en vida, mató a todos sus hijos en un arranque de locura y desde entonces anda buscándolos.
Hay quienes platican, que es la dulce hija de una noble familia, rica y opulenta, que en un arranque de celos mató al esposo y los hijos la vieron y le reclamaron su infame acción.
La tradición de la Llorona tiene sus raíces desde la mitología de los antiguos mexicanos que habla de la diosa Cihuacóatl, que se convertía en una mujer angustiada que lloraba por sus hijos, porque algún día se iban a perder para siempre.
Muchos soldados de la conquista, aseguraban que la Llorona era doña Marina, la Malinche que venía a penar del otro mundo por haber traicionado a los indios de su raza.
En algún pueblito de nuestro país hubo quien dijo que un marido celoso mató a su esposa, quien se le aparecía a su conyuge para reclamarle por los hijos que ya no iba a tener.
Ahora ya casi nadie se acuerda de la Llorona, ni como empezó esta leyenda, pero yo recuerdo que muchas abuelitas se las contaban a sus nietos para asustar a sus nietos, invitándolos a portarse bien.
La Llorona ha sido tan famosa en México que gracias a la globalización de la cultura, fue importada por otros países sudamericanos, donde todavía se dice que se aparece esta mujer enfundada en un traje vaporoso, quien busca a sus hijos en los callejones, en los panteones, en los ríos, en los montes, en las ruinas destruidas gritando en el silencio de la noche: AAAYYYY MIS HIJOS, AAAYYYY, AAAYYYY MIS HIJOS.........