Con cierto orgullo, permítanme platicarles, cual
fue una de mis mejores noches en la vida. Esto ocurrió el 24 de mayo de 1959 en
la ciudad de Monterrey N. L.
Con cierto orgullo, invite a mis padres a que
fueran a Monterrey, para escuchar a su hijo, porque la noche de ese sábado 24
de mayo, se iba a presentar en el teatro María Teresa Montoya, que se encuentra
en la contra esquina de la alameda de la ciudad.
Con cierto orgullo, esa noche tuve la oportunidad
de participar en el CONCIERTO que la academia Wagner de acordeón, del profesor Guillermo Benítez presentaba a
la concurrencia.
En la academia estábamos inscritos cuarenta
acordeonistas, y el concierto fue presentado en solos, duetos, quintetos y al
final los cuarenta alumnos.
Aquí mi foto con mi acordeón…
Cuando me presenté en mi solo de acordeón, toqué la
Danza Húngara número cinco de Johannes Brahms.
Luego en dueto, otro alumno y yo tocamos música
italiana: Tarantela Napolitana, Funiculi-Funicula y O´Solemío. En un quinteto
tocamos tangos: La Comparsita, Uno, A media luz y Yira Yira.
Finalmente para finalizar el concierto, los
cuarenta alumnos tocamos música mexicana: Cielito Lindo, Carabina treinta
treinta, Caballo Bayo, Las Bicicletas y la Marcha de Zacatecas.
El concierto fue un triunfo para todos, y para mi
fue, un con cierto orgullo el que mis padres me hallan escuchado. Salimos del
Teatro y mis padres muy felices me llevaron a cenar Cabrito, yo pedí una
riñonada.
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