sábado, 3 de enero de 2015

PRIMO, ¿VAMOS A ACAPULCO?



Allá por 1961 y 1962, mi primo Jesús Vargas y yo hicimos algunos viajes a Acapulco. 

Jesús trabajaba con su tío Carlos en las tiendas de muebles de baño que estaban por la calle Ayuntamiento del centro de la ciudad de México, mientras yo asistía a la Universidad Autónoma de México.

Los viajes los hacíamos en su auto, un Simca Aronde, normalmente cuando el salía algún sábado de trabajar, pasaba por mí a mi casa, y salíamos en su coche con rumbo al puerto.

Casi siempre íbamos sin dinero, solo para la gasolina y un poco para malcomer, normalmente el viaje por la carretera era tranquilo, siempre tomábamos la carretera libre, y al llegar a Acapulco, nos dirigíamos a Puerto Marqués, pues en uno de los restaurantes, el de la tía Lencha, tenía en la parte trasera un palapa con hamacas, y nos las rentaba a dos pesos por noche.

Los domingos siempre desayunábamos en su restaurante, a peso el taco de pescado, y también por un peso una manzanita sol. 

Nos despedíamos de ella, y nos íbamos a nadar a las playas de la costera. Varias veces fuimos a Caleta o a caletilla para cruzar nadando a la Roqueta. Nos encantaba ir a la isla, pues ahí siempre había poca gente, además nos entretenía mucho ver al burro borracho que le gustaba beberse una cerveza.

Íbamos a bucear donde se encuentra la Virgen en el fondo del mar. 

También ibamos a La Quebrada para ver a los clavadistas. 

Teníamos que regresar nadando a Caleta temprano para tomar la carretera de vuelta a México.

Como no recordar estos viajes que hicimos Tito mi primo y yo, en su auto hasta Acapulco.

En 1963, ingresé a la Escuela Militar de Aviación y nunca más volví a viajar con mi primo Jesús Vargas.