miércoles, 2 de septiembre de 2015

LA EXPLOSIÓN DE GUAYULERAS

Jugábamos Polo en bicicleta, en la calle Querétaro de la colonia de Las Rosas, aquella tarde del 23 de septiembre de 1955, y cuando eran las siete y media de la tarde, de repente se iluminó el cerro de Las Calabazas, y se escucharon dos fuertes explosiones.

El ruido de estás explosiones vinieron del norte de la ciudad, y dejando los palos o bastones del polo, salimos pedaleando hacia el centro de Gómez. Yo pensaba que a lo mejor había explotado el cine Palacio o algo así. Yo tenía trece años de edad.

Al llegar a la plaza, todo estaba en calma, pero varias ambulancias de la Cruz Roja, partieron con rumbo a la salida de la ciudad.

Yo pensé en ese momento: -“La Gasolinera de Cholón”- y pedaleamos hacia allá, pero al llegar a la gasolinera estaba esta en calma.

Paralelo a la vía del tren, desde la gasolinera hasta el cruce de Guayuleras había una pistita de tierra para aviones fumigadores. Nos tuvimos que ir por esta pista pues muchos vehículos de emergencia estaban sobre la carretera.

Ya casi estaba oscuro, pero al llegar al cruce de la carreta con la vía del tren en ese lugar de Guayuleras vimos los restos de un tren. Sobre la pista y a un lado de la vía del tren empezamos a ver pedazos de restos humanos.



Los socorristas, policías y elementos de auxilio alumbraban el lugar con sus lámparas de mano.

En el cruce de la carreta con la vía había un gran cráter, y a unos quince metros de este cruce estaba otro cráter.

Resultó que desgraciadamente el tren pollero número veinte, que venía de Chihuahua, con destino a Torreón, chocó con un camión Torton que traía quince toneladas de dinamita, y el otro camión traía doce toneladas. Los dos provenían del poblado Dinamita.



Mis compañeros del juego de Polo y yo regresamos muy impresionados por lo sucedido.

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