lunes, 12 de mayo de 2008

EL MECHUDO


A 40 millas del puerto de La Paz, a 50 millas al frente de la isla de San Francisquito, junto a la de San José, hay una montaña que bañan las aguas del mar. Situada entre los 24° 42’ 30” de la latitud norte y 110° 40’ de longitud oeste, que desde tiempos muy remotos es conocida con el nombre de "El Mechudo". En un mapa actual encontramos la isla de San José y la de San Francisco, al norte de La Paz.

Uno de los buzos más antiguos de las costas de California, cuenta que cuando se descubrieron los criaderos de perla en la Baja California y que él todavía no venía al mundo, los Yaquis eran libres de efectuar la pesca de perla. Construían como ahora en el año de 1897, fecha en aquella época el buzo se untaba el cuerpo con grasa, se ataba el estómago con un soyate y llevaba una estaca de palo en la mano, para defenderse de la ballena, bufeo, cachalote, tiburón, tintorera, pez espada y otros terribles animales que abundan en aquel lugar.

Una vez que los buzos se preparaban de la forma antes mencionada se arrojaban al fondo del mar, llegando cada buzo a sacar en unas cuantas horas 300 o más conchas. Los Yaquis tenían la costumbre de ofrecer a la Virgen la última perla que sacasen en su faena o jornada, lo que hacían devota y rigurosamente todos los días. Unos de tantos Yaquis, al terminar su tarea, sin duda por darse aires de descreído o valeroso, antes de arrojarse al agua a buscar la perla que le tocaba a la Virgen, “dijo que iba por ella para regalársela al diablo”... Dicen las crónicas que aquel desdichado no volvió a salir del fondo del mar y que sus compañeros huyeron despavoridos y comentando el resultado de aquella terrible blasfemia.

Desde entonces, según cuentan los lugareños, en ocasiones, sobre todo antes de salir el sol, muchas de las embarcaciones que por allí pasan, han visto emerger del agua a un individuo de larguísima melena, pero al pretender acercarse a verlo de cerca, éste vuelve a sumergirse. Con el paso del tiempo los Yaquis fueron abandonando aquel fecundo criadero de perlas, pero la leyenda ya está creada y en la región el nombre de “El Mechudo” cada vez es mas conocido, respetado y hasta temido..."

Así concluye la historia. Y cierto o no, pero aún hoy en día aquel lugar inspira cierto temor a quienes conocen el cuento, pues la naturaleza ha dotado a aquella costa de desnudas e imponentes rocas, siempre batidas para el chapoteo de las aguas, ruido que aunado a una neblina caprichosa, da al lugar un ambiente siniestro que se quiera o no, ocasiona cierto miedo, temor y hasta pavor a quienes antes de salir el sol se atreven a navegar por esas aguas...!

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