viernes, 22 de junio de 2007

EL DIA QUE LE CAMBIARON EL NOMBRE AL CAPULÍN


Amigos y amigas, les he platicado de mis tiempos juveniles, allá en Lerdo donde teníamos una huerta de una manzana completa y donde mi señor padre, les construyó sus caballerizas al Capulín mi caballo, como a la Jovera, la yegua de mi hermano Antonio. Estas caballerizas estaban pegadas a la ventana de nuestra recámara. Resulta que un día se enfermó el Capulin de haba, esta es una enfermedad que les da a los equinos por no lavarse los dientes, se les forma un hongo en la encía y no les permite comer pastura seca. Mi prieto empezó a enflacar y yo me preocupé. Entonces se lo llevé a don Sixto Barrera un buen caballerango que era el padre de Salvador Barrera, charro profesional. El viejo vio a mi caballo, le abrió el hocico, descubrió el haba y me dijo: -Lo que tu prieto tiene es este hongo en la encía, no le des pastura seca, dale mejor grano, la avena le va a caer bien, y te voy a dar esta solución para que con ella le talles la encía y en ocho días me lo traes. Para estos menesteres, yo le ecaba una falsa-rienda en la cabeza y me montaba en pelo. Regresé a la casa y de inmediato le pedí a mi Madre que me comprara unos kilos de "Avena p´al caballo" Un rato después llegó mi madre con cinco kilos de avena en hojuela a granel, y así, yo le cambié la dieta a mi caballo. Dos días después llegaron tres charros a ver a mi Padre: Salvador Álvarez y su hermano junto con Manuelito Dávila. Al entrar a la casa, se fijaron en la caja con los kilos de la avena en hojuela y preguntaron: -¿Y esto que es? Yo muy orgulloso les dije: -Es avena p´al Capulín. Soltaron la carcajada y me dijeron: -A los caballos no se les da avena en ojuela, esta es pa´los niños, a ellos se les da en grano, y le vamos a cambiar el nombre a tu prieto, de ahora en adelante se llamará EL TRES MINUTOS. Que coraje me daba que cada vez que yo salía a colear, sobre el Capulín (como se ve en la foto) mi padre, que era el del micrófono dijera: -Ahora sale del partidero del lienzo, mi hijo, montando al TRES MINUTOS ese es mi hijo, que bonita Redonda se echó, y en buen terreno, a los cincuenta metros, que buen penco trae m´hijo, bueno pa´las colas el TRES MINUTOS. Y eso a mí, me enfurecía mucho, que le hayan cambiado el nombre al Capulín.

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