viernes, 15 de junio de 2007

¿PORQUÉ PIENSO ASÍ?


Bueno, por un lado soy Católico y a partir de mi bautizmo, se que fui sellado con el don de la Fe, y gracias a esto he aprendido a dar clases de valores en distintas escuelas, aparte he participado muy dentro de la Iglesia católica como un laico comprometido. He sido Guía de Talleres de Oración y Vida, catequista especial que da pláticas presacramentales en distintas parroquias de la ciudad de la Paz. Pero por otro lado estudié Aviación, tuve materias de Cosmografía, Física, Química, Historia del hombre y si por un lado, por fe creo que Dios formó a Adan de un pedazo de barro y a Eva la sacó de su costilla. Por parte de la ciencia creo que Dios ha permitido la evolución. Y con estas vivencias, viví cosas increíbles con Capulín mi caballo cuando fui joven. Por eso en mis novelas hablo de la cosmogonía de los pueblos primitivos, y al hacerlo me he preguntado una y mil veces: ¿Qué es el Universo? Tuvo principio ¿Y tendrá fin? ¿Dónde están las fronteras del Universo? y ¿Que hay más allá de ellas? Estas preguntas, que se ramifican interminablemente en mi mente, aparentemente se escapan de todos mis conocimientos y son inaccesibles a la razón; y, sin embargo, los hombres trataron de responderlas desde que empezaron a razonar: así lo atestiguan los mitos y leyendas sobre el origen del mundo que todos los pueblos primitivos elaboraron. En nuestra época de descubrimientos espectaculares, hemos aceptado la idea de que la Tierra es sólo un punto perdido en la inmensidad del Universo; pero las verdaderas dimensiones cósmicas se descubrieron hace sólo medio siglo, apenas ayer en comparación con la historia humana. Para muchos pueblos de la Antigüedad, la Tierra no se extendía mucho más allá de las regiones en que habitaban, y el cielo, con sus astros, parecía encontrarse apenas por encima de las nubes. Tampoco tenían algún indicio de la edad del mundo y sólo podían afirmar que se formó algunos cientos, quizás miles de años atrás, en épocas de las que ya no guardaban memoria. Desde el concepto de la Tierra, creada para morada del hombre, a la visión moderna del Universo, escenario de fenómenos de magnitudes inconcebibles, la cosmología tuvo que recorrer un largo y accidentado camino, para adquirir, finalmente, el carácter de ciencia. La cosmología moderna, estudio de las propiedades físicas del Universo, nació de la revolución científica del siglo XX. Por otra parte quiero escribirles a los padres de familia y a los abuelitos para que estimulen a sus hijos y nietos a leer bellas aventuras, dónde se estremezclan: el humano, las etnias que nos antecedieron y que todavía mantienen su cosmogonía y a los animales que conviven con el hombre.

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