viernes, 20 de julio de 2007

ASI ME LO CONTÓ UN MAESTRO


Amigos, amigas, permítanme recordar lo que me contó un Maestro de escuela rural allá por 1970, y recordemos las costumbres que tienen nuestros rancheros sudcalifornianos de platicar sus aventuras, con ese idioma tan caracteristico de ellos.

"Hace como unos diez años, se dejaron venir desde Punta Abreojos hasta La Paz, una maistra de primaria y su escuincla buqui. Cuando se apersonaron por Cachanilla llegaron a la casa de su carnala Jovita y su cuñao, el Chuy. En esa ocasión la profa venía estrenando una flamantita guayina fortinga, que le merco a un yardero de Tijuana, era un modelito 50 con imitación madera en los cuadriles. Ya que abandonaron Cachanilla y que montaron en su guayina a su hemana y a su cuñao pasaron chiflando todas las cuestas de bahía concepción. Cuando iban a medio camino y empezaron a cruzar el arroyo del frijol (entre el coyote y el requeson) váseles amachando la fortinguita, y mientras las mujeres se protegían del sol bajo un mezquite, el chuy intentó cambiarle el humor al patas de hule: le movió la chafaldrana de la espiroqueta, y nada. Le ajustó el tromostoco del molinito que train frente al motor, y nada. Le revisó el cantinel de la macoreta, y nada. Le cambió el chunche del termidor, y nada. Le puso una escarapela nueva que traiba en la bolsa, y nada. Mientras las doñitas estaban a puno del hervor por el calorón que en ese momento hacía. Ya que cayó la tarde refresco un poco y se quedaron a dormir el la fortinga. Al día siguiente, el chuy decidió caminar a pata hasta el rancho del coyote que en ese entonces contaba con una palapita, la que estaba sola, no habia naiden. Decidió apersonarse de nuevo en el arroyo del frijol. Las doñitas seguían dentro del mueble, al llegar el chuy, la dueña de la guayina se bajo y se le quedó viendo al motor, le preguntó al chuy: Oiga cuñao, ¿no será este alambrito suelto que va al coile? y el chuy se lo añusto y Bbrrrrmmmmmm la guayinita arrancó"

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