miércoles, 25 de julio de 2007

OBSERVACIÓN DE LA BALLENA GRIS


Por diez años me dedique a llevar turistas a observar a la ballena gris. El lugar escogido por mi, fue en el puerto de López Mateos (antes Matancitas) en el estado de Baja California Sur. Para esto utilicé una van de catorce pasajeros. Cuando tuve más de catorce pasajeros utilice los vehículos de otros compañeros que hacían este mismo tipo de viajes o renté algún autobus. Cada viaje era de esta manera: Recoger a los turistas en su hotel a las seis de la mañana, salida hacia ciudad Constitución que queda a dos horas de La Paz, Tomar el desayuno en esta ciudad a las ocho de la mañana para salir hacia López Mateos a las nueve. Llegada a López Mateos diez de la mañana y abordar las pangas a esa hora para bajarse de las pangas después de tres horas de observación, a la una de la tarde. Comida en esta población de una a dos de la tarde para que terminando la comida salir de regreso a La Paz y llegar a la ciudad entre cinco y seis de la tarde.


Siempre me subí a la panga donde iban los turistas y yo les explicaba personalmente la vida de estos cetáceos. Hay varias clases de ballena, la que yo mostré en las lagunas de López Mateos es la ballena gris un Misticeto o ballena de barbas. Este mamífero marino alcanza una longitud de quince metros en su edad adulta y llega a pesar hasta cuarenta toneladas. La ballena gris pasa el verano en el mar de Chukchi y en el mar de Bering. En octubre cuando la temperatura del agua baja, inician una migración de cinco mil millas para llegar a las playas de Baja California Sur para aparearce y para dar a luz a sus ballenatos.


En todos los viajes mis turistas tuvieron la bella oportunidad de llegar a tocar a las ballenas. Los anécdotas en cada viaje fueron muchos, yo les puse nombre a todas mis ballenas, las cuales eran reconocidas por los pangueros y me decían: “Capi Lavín, ayer vimos a su ballena preferida LA PICHIRILA” Una vez llevé a un grupo de monjas, estábamos en la bocana de la laguna viendo entrar a las hembras con sus ballenatos, ya que los sacan al mar abierto para que se acostumbre a nadar en él y les pregunté a las monjitas: “A ver, ¿Díganme como sabemos que la ballena que viene entrando a la laguna es una hembra que viene a dar a luz?” Y las monjas pusieron una cara de Jesucristo vencedor a lo que contesté: “Entran tejiendo una Chambrita” Ya les platicaré otras anécdotas.

1 comentario:

gmotodd dijo...

A mi me toco una de tus famosas visitas a las ballenas acompañado de mi madre y de mis abuelos, tus padres. Como recuerdo aquella vez que mi abuela estaba como cuando comes mango con chile, quejandote del picor, pero sin dejar de comer. Asi ella no paraba de estar aterrada por las ballenas y las pangas, pero no queria regresarse. Esa visita fue fenomenal. Poder estar cerca de un animal tan grande que se mueve, ver como expulsa el agua por aventador nasal, ver como la larga cola se desliza, ora suave, ora estrepitosa en el agua mientras el animalazo se sumerge, es simplemente impresionante. Hace sentir el encuentro con elefantes insignificante. Pero lo mas gracioso que recuerdo es que despues de ver las ballenas, tu manejaste de regreso a La Paz como a 160Km/Hora todo el camino para que llegaras a tiempo a ver tu novela de las 6 de la tarde... jajaja.