martes, 23 de octubre de 2007

LA ARROGANCIA DE SABER LEER Y ESCRIBIR


Cuando se le enseña a leer y a escribir a un ser humano, es como darle las llaves de el universo, entonces me pregunto yo, ¿como se sentirá una persona que no sabe escribir o leer? y ¿como se sentirá ante un mundo que lo ve como algo natural? ¿marginado? ¿avergonzado? realmente no lo sé pero creo que no debe de sentirse nada bien, menos cuando alguien que se cree superior lo rechaza o lo avergüenza.

Esta mañana tuve que ir al banco, me toco hacer una larga fila y aproveché e hice lo que tanto me gusta hacer, observar a las personas, a veces, en este extraño oficio, me entretengo pensando en como será la vida de los demás, les invento un pasado o un presente y acomodo historias, buenas generalmente, a menos que la tristeza se desborde por sus ojos, entonces como buen escritor que soy, cambio de persona y en eso estaba cuando vi, que un hombre joven pasó a la ventanilla, ya había notado antes que le pidió a la chica que estaba detrás de el, que le escribiera algo en su papeleta, la cajera le regresó la papeleta y le dijo algo que no alcance a escuchar, pero el se retiró a escribir algo en el escritorio, yo seguía contando cuantas personas faltaban para mi turno cuando vi al mismo hombre dirigirse a la caja de nuevo, y escuché claramente a la cajera decirle, escribió mal el número de cuenta otra vez, y sinceramente pensé que ella lo corregiría y ya, pero no, lo mandó de regreso al escritorio, uffff, al cabo de un muy buen rato, regresó y ya era mi turno así que escuchaba muy bien lo que decían, estaban a un lado mío y él, en tono de broma le dijo ya no me regrese eh? ella hasta eso amable, pero con cara de menos paciencia le dijo que lo hiciera de nuevo, que ya no se retirara, que lo hiciera en la ventanilla, así, que ya habiendo terminado mi trámite me armé de valor y le dije al señor que si necesitaba ayuda, me miró con unos ojos llenos de agradecimiento, mientras yo llenaba su papeleta para retirar cuatrocientos pesos, me dio su credencial de elector para que yo copiara sus datos por que siento que ya no podía ni hablar se notaba nervioso y apenado, no supe que decir solo le entregué su papeleta llena y me retiré con un nudo en la garganta, de rabia, ante la arrogancia que da el saber leer y escribir.

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